Y no eran porque fueran malas personas; era porque se les incentivaba para que fueran de esa manera. El comportamiento despótico de aquellas personas era absolutamente lógico. Hacían cualquier cosa para sacarles información.» Harbridge me reconoció que tanto el dueño de la empresa como los cobradores eran todos personas amables y generosas. A día de hoy centenares de equipos de futbol piden camisetas serigrafiadas de fútbol ya que mantienen la calidad durante años y la precisión en la impresión es magnífica.